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Aprendiendo a ser agradecidos

Por César Castets

Si te quejas por lo que no tienes y no agradeces lo que si tienes, es que no estás preparado para recibir más.

Leer Lucas 17:11 y Lucas 15.

El común denominador  en estos pasajes  es  la gratitud. Primero  vemos como de los diez hombres sanados solamente uno volvió a dar gracias, y era samaritano.

En ese tiempo todas las enfermedades estaban  relacionadas con lo Espiritual. 

A los leprosos les estaba prohibido acercarse a la ciudad, no sólo por el contagio de la enfermedad, sino por que eran vistos como pecadores.

Igual que  la sociedad de hoy que hace diferencias entre blancos y negros, ricos y pobres, etc.

Hoy también hay gente discriminada por su condición social, por su nivel cultural.

Vivimos en un mundo que discrimina a las personas. Los  leprosos modernos son  los que están siendo discriminados por  la sociedad en que vivimos, si no usas determinada marca de ropa, o si no eres flaco, o si eres “negrito” o “negrita”. Pero nosotros, más allá de su raza, credo, o religión creemos que  el Reino de Dios es para todos.

No voy a discriminar a nadie por su condición social, por su intelectualidad, por su condición sexual, porque todos todos todos todos son dignos de entrar el reino de lo cielos a través de Jesucristo.

La Iglesia no tiene que ser discriminadora. Por que Dios no hace acepción de personas sino acepción de actitudes.

Todos somos iguales delante de los ojos de Dios. Hay congregaciones donde si no tienes determinado nivel  intelectual o económico, te discriminan, no te incluyen.

Todos somos iguales delante de Dios. Estos leprosos tenían que vencer muchos obstáculos para poder relacionarse. Los leprosos sólo se juntaban con los leprosos.  Jesús vino para romper los paradigmas de su época. Dios hoy está en medio nuestro, para que nosotros que somos sus representantes, rompamos con los paradigmas de la discriminación. 

Jesús vino a dar vida y vida en abundancia para todos, el enfermo, el sano, el rico, el pobre, el negro y el rubio, para todos.

Los leprosos, iban con una campana, para que la gente se abriera, y no se acercara.
 
Su enfermedad creaba una distancia. Dios nos  ha llamado para que acortemos las distancias con los necesitados. 
 
Ahora cuando veas a un “negrito”, no pienses que te va a robar. Hay ladrones de todos lo colores.

Acorta  distancia  con  los  “leprosos  modernos”:  con  los  drogadictos, con los pobres, con los negros, con los extranjeros latinos, Algunos de estos “leprosos modernos”, quiere llamar tu atención, para que  lo abraces y le digas que Jesús quiere cambiar su vida que el quiere que deje de llenarse de alcohol o sustancias y que se llene de su Espíritu Santo.

Repite: Voy a acortar distancia con la gente que necesita a Jesucristo. Dios puede sanar a la gente antes de convertirse.

Jesús sanó a los diez. No a uno sólo. Los milagros y prodigios, son para que la gente alcance la salvación. Los otro nueve se salvaron pero no se convirtieron. Es preferible entrar con un ojo menos al cielo pero entrar, y no irte con el cuerpito entero, pero irte al infierno. 

Cuando ores por alguien y se sane recuerda que no solo fue Jesús el sanador que lo sanó sino también, sino también el salvador Jesucristo.

No todos reaccionamos de la misma manera ante un mismo suceso. Esto nos confirma  la universalidad  de  la  salvación,  el  que  fue  sano  y salvo era samaritano, o sea medio judío. Que no solo se sanó sino que se salvó. La salvación es para todos:  religiosos, testigos de Jehová, musulmanes etc... Si aceptan a cristo. Ser agradecidos es fundamental para alcanzar la próxima bendición. 

Ese que volvió se  llevó un extra  la sanidad y  la salvación porque volvió para agradecer. 

El dar gracias te prepara para recibir la otra bendición. Si te quejas por  lo que no tienes, y no agradeces  lo que ya tienes no vas a recibir nada más.

Repite: “Señor te doy gracias por todo lo que tengo. Gracias porque hasta aquí me has ayudado, y porque más adelante hay más bendición y más abundancia. Y declaro que no me voy a quejar más. Te agradezco por lo que tengo y por lo que me vas a dar.

Disfruta lo que tienes hasta que llegue la bendición que estás esperando.
 
No digas: “-¿Cuando vendrá la casa a nueva? ¡Porque esta es una porquería!
 
Di:
“- ¡Voy por más! Pero gracias señor por lo que ya me diste” Deja de quejarte. El quejosos vive menos años. Se muere de úlcera. De ataques al corazón. Si vivís quejándote no esperes recibir una nueva bendición de Dios. El quejoso aleja la próxima bendición, el agradecido acerca  la próxima bendición. Ser quejoso te amarga. Ser agradecido te alegra, y te alarga la vida.

Hay tres diferentes formas de ver las cosas que te pasan:
 
•  Mentalidad de esclavo
 
•  Mentalidad de resignación
 
•  Mentalidad de pasión y entusiasmo
 
Dios quiere que cambien tu mentalidad

Ante una misma circunstancia podemos optar por como reaccionar. Dejá de quejarte, de estar resignado/a, de sólo esperar la muerte. 

Toma la vida con pasión sabiendo que Él que está a tu lado. Si vas a vivir quejándote de tus hijos, de tu trabajo, de tu pastor, las cosas te van a ir de mal en peor.

Algunos  pensamos  que pasamos desapercibidos,  pero  Jesús  siempre nos está mirando y a Dios no se  le pasan desapercibidas nuestras necesidades.
 
En la segunda historia, el hijo mayor era más tonto que el más chico. El mayor no sabía disfrutar de las cosas del Padre.
 
¿Cómo? ¿Se gastó toda la herencia y le hacen una fiesta? ¿Y a mí, no me tuviste en cuenta?

Dios te tiene en cuenta en cada momento y todo lo que es de él, es tuyo.

Hay cristianos tristes. Si tenemos un padre millonario ¿Podemos estar tristes?
Esto le pasaba al hijo mayor, creía que su padre no lo tenía en cuenta.

Hay cristianos que no valoran  lo que Dios  les ha dado. Todo  lo que es del padre te corresponde por herencia a vos.
 
•  Si esta mañana te has levantado con buena salud, eres más afortunado del que hoy morirá.
•  Si puedes  ir a  la  iglesia sin temor a ser humillado o que te maten eres más afortunado   que millones de personas en el planeta. 
 
Trabaja como si no necesitaras el dinero
Y canta como si nadie te estuviera escuchando. 

Una  actitud  de  agradecimiento  nos  abre  la  ventana  del  cielo  para  la próxima bendición. Ignorar lo bueno que Él hace cada día, nos aleja de la próxima bendición.
 
•  El  80 %  de  la  gente  en  el mundo  viven  en  condiciones  infrahumanas.
•  La mitad de la humanidad está desnutrida.
•  En  las próximas semanas millones de personas van a morir por falta de atención médica.
•  En el mundo hay millones de personas que no pueden reunirse a  adorar a Dios porque los humillan torturan o matan.
•  500 millones de personas en todo el mundo están a punto de morir por falta de alimentos. 

¡Cómo no agradecer a Dios por todo lo que ha hecho con nosotros hasta aquí! Pero no con una actitud conformista.

Sino:  “…Gracias  por  lo  que nos diste hasta  aquí, pero  lo mejor  está por delante, lo mejor para mí y para mi ciudad…”
 
“…Reconocemos que nos sacaste de una vida sin sentido, nos libraste de la muerte…”

Nos has dado vida, nos diste una familia, nos diste una iglesia donde venir a adorarte con libertad. Nos has dado salud, el alimento de cada día, nos has dado hijos, educación, sustento y cada mañana cuando nos levantamos nos das la fuerza para alcanzar más bendición.

Renuncia a la queja, a estar chinchudo, enojado, cambia la queja en una actitud de agradecimiento que te abrirá el camino y la puerta de la bendición.
El ser agradecido con Dios te pone en el umbral de  la próxima bendición.  Hoy  hemos descubierto  que  somos  quejosos,  y  no  agradecemos todo lo que ya hemos recibido del Señor.
 

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