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Claves para saber decidir Por Esteban Correa Hay dos formas de aprender las lecciones de la vida, una por sabiduría y consejo de Dios y la otra por golpearnos con la realidad. |
Tomar
decisiones es a veces un gran problema, de repente nos encontramos en medio de
una situación que nos presiona a decidir rápidamente algo que muchas veces nos
genera confusiones, dudas y temores. Aunque no hay métodos “tipo fórmulas
mágicas” para tomar buenas decisiones, la palabra de Dios nos da algunas guías
para poder estar orientados a la hora de tomar cualquier decisión. Personalmente
he usado estos consejos para no equivocarme y me han dado espectaculares
resultados y todo lo contrario fue cuando decidí torpe y neciamente.
1. Decidir en base a la obediencia
Cualquier decisión buena esta basada en la obediencia al Señor, si pensamos que
alguna decisión transgresora tiene algo de bueno, estamos engañándonos a
nosotros mismos y terminaremos tarde o temprano lamentando una trágica decisión
de desobediencia. El consejo de Dios nos manda ante todo que nos cuidemos del
pecado y nos apartemos de la rebeldía y la obstinación de hacer lo malo. Las
decisiones basadas en el pecado traen con el tiempo mucho dolor y sufrimiento en
nosotros y en los demás. Es siempre sabio y preferible “temer a Dios” porque
este es el principio de la sabiduría.
2. Decidir con seguridad y tiempo
No es bueno tomar decisiones muy apresuradas, hay cosas que las tenemos que
pensar, orar, meditar y consultar con personas que consideremos aptas para la
situación en cuestión. Luego de un tiempo de asesorarnos y pedir consejos vamos
a tener un panorama más amplio, mayor conocimiento y luz para tomar decisiones
sabias. A veces me paso de tomar ciertas decisiones que me dejaban una sensación
de inseguridad y temor, me quitaban la paz y a la larga comprendía que eran
malísimas decisiones, por eso no te apresures si aun no estás seguro.
Hay dos
formas de aprender las lecciones de la vida, una por sabiduría y consejo de Dios
y la otra por golpearnos con la realidad. Es bueno consultar, preguntar,
aprender y esperar un tiempo prudente para dar el veredicto de lo que haremos.
3. Consultar al mejor consejero: El Señor
No puede faltar jamás orar y consultar al Señor. Si realmente quieres una buena
decisión este punto es absolutamente fundamental, ya que Dios es omnipotente y
sabe lo que más le conviene a sus hijos, pero él solo puede estar a favor de los
que oran. Hay miles de factores que están fuera de nuestro control, por eso orar
sinceramente pidiendo la guía y la voluntad de Dios es lo más sabio. Hay
decisiones que estaremos bastante desorientados por algún tiempo, pero muchas
veces el dilema se resuelve estando dispuestos a hacer la voluntad de Dios,
rindiéndole todo a él, sin poner primero nuestros sentimientos de caprichos,
sino sabiendo que lo mejor es lo que Dios nos guíe finalmente. No insistamos en
algo que nos damos cuenta varias veces que Dios no lo desea. Lo que mas nos
conviene siempre es la voluntad de Dios que es agradable y perfecta. Si hay
cosas que ocupan un lugar demasiado importante en nuestro corazón, el Señor
necesita que primero la entreguemos para no “amarlas más que a Él” para que al
final llegue la respuesta con inmensa bendición, este fue el caso de Abraham con
Isaac. De Dios procede lo mejor de lo mejor para nosotros, el es nuestro Padre
bueno y nos cuida de todo mal, confiemos en que su voluntad es lo mejor,
siempre.
4. Decidir con la convicción del Espíritu Santo
Finalmente tenemos que hacer todo convencidos de que es lo que Dios nos dice.
Filipenses 2:13 dice: “Pues Dios es quién produce en ustedes tanto el querer
como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”. Luego de haber buscado el
consejo del Señor y habernos asesorados con personas idóneas, somos nosotros los
que tomaremos la decisión final, nunca pensamos o actuemos llevados solo por lo
que otro nos dice o por todo lo que se nos cruce por la cabeza. Hay algunos que
tienen una pésima actitud esperando que otro les diga todo lo que tienen que
hacer en cosas que son algo difíciles para después echar la culpa si las cosas
les salen mal, pero tengo malas noticias para los que hacen eso, la decisión que
tomes en tu vida es tuya, nunca de otra persona, “cada uno dará a Dios cuentas
de sí” y no de otro, la serpiente tentó y presionó a Eva y Eva incitó a Adán,
pero cada uno tuvo sus consecuencias particulares en la decisión, no fue todo
culpa de la serpiente sola.
Dios por el Espíritu Santo produce algo en nosotros que nos hace tomar buenas
decisiones (Fil. 2:13), a veces las decisiones serán tan naturales que ni nos
damos cuanta que Dios nos esta guiando, otras veces estamos más concientes de
que estamos siendo guiados por Dios. “todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, son hijos de Dios”.
Tener paz en lo que hacemos es importante porque si tenemos el Espíritu Santo el
nunca nos guiará con temor, confusión y perturbación, siempre que estemos
dispuestos a obedecer lo hará con amor. A veces nuestra mente no entiende
algunas cosas, pero en nuestro espíritu hay una convicción tan fuerte de algo
que tenemos que hacer que lo entenderemos cabalmente más adelante.
5. Nunca decidas por malos sentimientos
Cuando estés con sentimientos de enojo, bronca, ira, angustia, celos, envidia,
temor o cualquier otro sentimiento negativo no tomes decisiones basados en
ellos. Cuando hacemos algo basado en sentimientos malos logramos mayores cosas
negativas, nos atamos mas en lo malo y manifestamos un acuerdo con ese
sentimiento para seguir creciendo en el. Espera la paz
6. Decisiones a prueba y error
Hay ciertos tipos de decisiones que solo se nos van a aclarar probándolas, es
decir si lo que hacemos no nos da un resultado favorables, no debemos seguir. A
veces aunque no estemos muy seguros, aun así tenemos que avanzar, y en estos
tipos de decisiones, como por ejemplo, cambiar de estrategia en el ministerio, o
implementar nuevas ideas de negocios, podemos ir probando si dan resultado o no
y la verdad vendrá con los resultados positivos o negativos, en un momento
estamos seguros y en otro momento no, pero al ejecutar la acción dos o tres
veces hará que la realidad nos demuestre si tenemos que seguir por ese camino.
Alguien dijo: “Cuando Dios no te responde nada con respecto a una decisión es porque tenemos que tomarla nosotros”. Esta forma de decidir no es válida para todos los asuntos, por ejemplo nadie puede decir: “me caso para probar”. (mensaje perteneciente a Esteban correa ensuluz.blogspot.com)