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nublado

"Determinación y fe "

Por Claudio Freidzon

¡Cuando el Señor viene a una casa, la victoria es tan grande que no se puede esconder!

Ver San Marcos: 7:24-30

En este pasaje, vemos que Jesús llega a una región gentil, donde muchos no lo conocían. Se cuenta que él quería descansar y por eso había pedido que no se le avisara a nadie de su estadía allí. Sin embargo, el relato continúa diciendo que "no había podido esconderse". Esto hace referencia a la influencia de un cristiano en la comunidad. Cuando llegas a un lugar, la  luz de Dios comienza a iluminar. Aunque no digas ni una sola palabra, los demás notarán algo especial en ti. Puede ser la expectativa o la manera positiva de ver la vida, porque el cristiano declara a través de la fe.
¡Cuando el Señor viene a una casa, la victoria es tan grande que no se puede esconder!

Jesús vino a traer vida en abundancia

Lo primero que podemos observar en este pasaje es la razón por la cual había llegado Jesús: La mujer del relato tenía a su hija poseída por demonios. Ellas estaban viviendo la violencia del obrar del diablo en su propia casa. La Biblia dice que Satanás vino para hurtar, matar y destruir; vino para traer maldición, enfermedad y consecuencias negativas, pero Jesús vino para traer vida en abundancia.

Pero esta mujer se acercó determinadamente creyendo que Dios podía darle la victoria que estaba necesitando. Posiblemente, tengas muchos problemas, pero hoy mismo, dile al Señor tal como le dijo esta mujer: "Señor, yo no quiero todo el pan, solo quiero esa migaja que cae de la mesa, porque solo con esa migaja me conformo hoy".

Este es el tiempo para pedirle el monte más grande, algo milagroso, algo específico a Dios. Aún una migaja de su poder puede transformar toda tu vida.
Este pedido fue hecho con tanta confianza y firmeza porque esta mujer seguramente había oído hablar de Jesús y de los milagros que hacía, entonces la fe comenzó a invadir su corazón.

Pero ella era sirofenicia, no tenía linaje judío, no pertenecía al pueblo de Dios y seguramente desconocía La Torá (los cinco primeros libros de la Biblia), la cual era transmitida de generación en generación. Como venía de la región cananea, seguramente había conocido el testimonio del gadareno que había sido libre de la legión de demonios y también como los ciegos veían y los sordos comenzaban a oír, los paralíticos caminaban, los mudos hablaban y los leprosos eran librados de su enfermedad. Entonces, comenzó a tener esperanza y a reconocer que Jesús podía ayudarla.

La Biblia dice en Hebreos 13:8 que Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos! El Señor puede traer hoy ese milagro que estás necesitando, tal como lo vivió esta mujer al encontrarse con Jesús. En el instante en el que Cristo le dijo que ya tenía la victoria, en ese mismo segundo su hija, que estaba en su casa, fue totalmente libre.

En Jeremías 33:3 la Escritura dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces."

¿Crees que clamando a Dios, Él puede obrar esa maravilla que estás necesitando?

En 1 Pedro 5:6-7 dice: "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros." La Biblia no dice que estamos exentos de la ansiedad, sino que vamos a padecerla muchas veces pero debemos canalizarla en la presencia de Dios, dejando toda carga en Él. Si no lo hacemos, estaremos más propensos a padecer enfermedades y vivir desanimados.

¡Dejemos toda nuestra ansiedad en Jesús!

La determinación

Lo segundo que vemos aquí es la determinación de esta mujer. Cuando por fin logró acercarse a Él se encontró con varios “NO”; como por ejemplo que la sanidad no le pertenecía ya que no era parte del pueblo de Dios o que no podía declarar a Cristo como su mesías. Ella se encontró con muchos obstáculos que podrían haberla ofendido y desanimado, pero por el contrario aprendió que la fe, en la vida espiritual, es edificada a través de las batallas espirituales. Ésta, tanto como la paciencia y la esperanza, se edifican y se fortalecen en medio de los obstáculos. Es normal que antes de recibir el milagro de parte de Dios, sólo podamos recordar las malas experiencias, que generan dudas en el corazón y hasta pueden venir preguntas tales como: "¿Será que lo puede hacer conmigo?" o "¿Vendrá la respuesta de Dios después de tanto esperar?". Pero las batallas superadas fortalecen la fe, la paciencia y la esperanza.

Los obstáculos de la Fe

Veamos cuales fueron los obstáculos de la fe que ella tuvo que superar:
El primer obstáculo a enfrentar estaba estrechamente relacionado con su condición de cananea. Vemos en Deuteronomio 7:1-2 (ver) donde hace referencia a las siete naciones más importantes que debía enfrentar el pueblo de Israel y entre ellas se encontraba Canaán. Este pasaje decía que no debían tener misericordia de los habitantes de esa región. Esto se enseñaba de generación en generación. Para los judíos, Canaán representaba una tierra maldecida. Por eso, cuando entró esta mujer a pedirle ayuda a un judío, allí estaba ese obstáculo. ¡Muchas veces hay barreras que pueden limitar la bendición pero si perseveras como esta mujer, nada es imposible!

El segundo obstáculo que enfrentó la mujer fue el rechazo. En Mateo 15: 21-23 vemos que es un pasaje paralelo. Aquí podemos observar el rechazo de los discípulos hacia su persona. A ella no le era lícito confesar: "Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi!" porque no era judía. A pesar de que muchas veces hayas vivido el rechazo, nada podrá evitar que se cumplan las promesas de Dios en tu vida!
Lo tercero que enfrentó fue el silencio de Dios. ¿Alguna vez has sentido el silencio de Dios? ¿Te ha pasado alguna vez que te has derrumbado delante del Señor orando por tu vida o tu familia y como respuesta lo único que obtuviste fue un silencio en el cielo? Puede pasar que no escuchemos ninguna respuesta, ningún milagro... solo silencio. Los silencios de Dios no tienen que ver con el rechazo sino que son para moldearnos y preparar nuestro carácter para recibir las grandes cosas que Dios hará con nuestra vida.

Las oportunidades de la fe

Aún con todos estos obstáculos, en un momento Jesús le dio su oportunidad. En Marcos 7:26 (ver) vemos que Jesús hizo silencio y después le dio una oportunidad, diciéndole: “Deja primero que se sacien los hijos”. Ella entendió que si hay un primero, entonces ella era la segunda en la lista. Muchas veces no nos gusta hacer fila, cuando vemos que tenemos mucho tiempo de espera nos vamos. Sin embargo, Dios quiere que aprendamos a esperar. No importa que otro haya recibido lo prometido, tú eres el próximo!
Ella tuvo una actitud de esperanza, de fe, de confianza al esperar pensando que si Dios lo hace con otros, después le iba a tocar a su hija. Aunque ella no era "digna" de recibir el favor, aunque no pertenecía a ese grupo de gente y no era parte de la nación escogida, se conformó con las migajas y recibió lo que estaba esperando!

¡¡No desaproveches las oportunidades de fe!!
Ella, antes de recibir el milagro se preparó teniendo una actitud de humildad. Ni bien tuvo la oportunidad, se postró a los pies de Jesús y lo adoró; tomó la posición más humillante de la casa, diciendo: "Aunque no soy hija, yo puedo tomar lo que sobra. Mi necesidad es muy grande."

Tu condición como hijo de Dios

No olvides que eres parte del pueblo de Dios. Eres su hijo así que ¡toma todo! Aprovecha tu oportunidad de fe y dí: "¡Esto es para mí! He estado esperando por mucho tiempo; me he encontrado con muchos obstáculos pero ahora viene mi recompensa!".

Jesús probó la fe de esta mujer y la galardonó. Dios quiere hacer lo mismo hoy en tu vida.
Los obstáculos en la vida van a venir pero es tiempo de aprovecharlos y aprender de ellos. Si aplicas la palabra de Dios, cada uno va a fortalecer tu fe y tu confianza en Él. Es necesario humillarse como lo hizo la mujer sirofenicia y determinarse para clamar a Jesús por tu necesidad. Jesús no vino a culparte ni a rechazarte, sino que vino para que tengas vida en abundancia. Puede que muchos te señalen por tu condición y sufras del rechazo, pero Dios no te rechaza. Él te ama, tal como eres y más, porque formas parte de su familia. Aprende a esperar en sus silencios echando todas tus cargas en Él y pronto verás que todo es posible!

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