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Dios es quien te provee (parte 1)

Por David Yonggi Cho

Jehová Yiré significa: El que provee. Dios ha preparado todo para aquellos a los que ha llamado..

El preparó el Edén para Adán y Eva. Dios proveyó el cordero para que Abraham, no matase a su hijo. El Misionero de China Neyi no tenia ningún recurso para hacer la obra. Pero leyó y oró y vio en Juan 15 que Jesús es la vid y nosotros los pámpanos. El creyó en esas palabras y entregó todo en manos del Señor creyendo que el estaba preparando lo que necesitaba. Y tuvo gran paz. Después de eso Dios le envió todo lo que necesitaba para hacer la obra cada vez que oraba. Antes de eso pasó por mucho estrés. Nosotros debemos tener paz.

Es un gran estrés querer hacer la obra de Dios. Si creemos que Él ha preparado todas las cosas para los que le aman tendremos y haremos grandes cosas.

Dios preparó todo para Israel en el camino a Canaán.

Ellos no podían preparar nada de lo que necesitaban para ir allá. Ellos fueron atrapados por el ejército de Egipto y clamaron a Moisés y vieron que Dios ya lo había preparado todo debajo del mar rojo. Le dijo a Moisés que dividiera el mar Rojo. Pero nadie sabía que Él ya había preparado el mar para que eso ocurriera. Poco después de entrar en el desierto no tenían agua. Al final encontraron un manantial y lo tomaron pero las aguas eran amargas y empezaron a vomitar. Ellos pensaron que fracasaron, pero ya Dios tenia preparada una planta que al tirarla dentro endulzó el agua e hizo que pudieran beberla a gusto. Pero en el desierto no se podía sembrar, no había nada que comer, pero Dios ya había preparado en el cielo una comida para ellos e hizo que cayera maná del cielo. Dios hace lo mismo con nosotros. ¿Acaso hay un padre que vea pasar hambre a sus hijos? No! El provee también para nosotros el pan de cada día. Por eso la palabra dice que no nos preocupemos por que comer, o que beber, o que vestir porque los gentiles son los que buscan todas esas cosas, pero que busquemos el reino de Dios y su justicia y todo eso se nos añadirá. Porque vuestro Padre que está en los cielos sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Cuando quisieron comer carne les mandó codornices y comieron, cuando tenían sed, Moisés reunió al pueblo y con Aaron fueron a una roca y la golpeó con su vara y de ella salió agua de la roca. La ciencia explica que eso fue un acto natural, pero no importa cómo, sino que Dios nos demostró proveé a todo el que le sigue lo que necesita, use la manera que use. Eso es lo importante. Israel salio de Egipto de la esclavitud para ir a su Canaán, nosotros salimos del pecado, de las manos del diablo, y pasamos por el mundo que es como el desierto camino a nuestro Canaán que es el cielo. Y como Dios preparó todo para el pueblo de Israel, así lo hace para nosotros que somos el Israel espiritual.

Dios preparó el camino para ir al cielo.

No podemos ir al cielo por nuestras fuerzas. La ley dice que somos pecadores, que debemos ser condenados e ir al infierno. Pero Dios preparó el camino que nos lleva a Él. El cordero de Dios vino hace dos mil años y derramó su sangre en la cruz, muriendo por nosotros y eso nos limpió de toda culpa. Dios preparó la sangre de Jesús. Y gracias a ella somos declarados justos, desapareció toda condenación, y podemos entrar al cielo. (Ro. 8:1-2) El diablo cierra el camino y nos acusa diciendo: ¡uno como tú no puede ir al cielo! le dice a Dios: Este no puede ir al cielo y le muestra todos los pecados que cometimos. Nos sentimos mal cuando nos acusa, pero Dios le dice: Sí, esta persona pecó, pero aquí esta la sangre de Jesús que pagó el precio por él, ya no puedes acusarla. Entonces cierra la boca. Apoc. 12_10. porque sabe que ya ha sido todo redimido y perdonado en la cruz. El enemigo viene por un camino, pero cuando le mostramos la sangre de Jesús sale huyendo por siete. Y si el diablo ya no puede acusarnos, tampoco debemos hacerlo entre nosotros. Jesús dijo que el que no tiene pecados que tire la primera piedra. Así que debemos orar los unos por los otros y cubrirnos con la sangre de Jesús. Hay personas que preguntan que debemos hacer con la acusación de la conciencia.

Cuando se está solo, no nos acusa tanto, pero cuando estamos a la luz de Dios, nos dice quienes fuimos. Dios ya se ha olvidado de todos nuestros pecados, además su palabra dice que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. La sangre de Jesús ya fue preparada de antemano para sanar nuestras conciencias. Efesios 2:8 dice: Que por gracia somos salvos y no por obras para que nadie se gloríe y que no es don nuestro, sino de Dios. Si venimos a Jesús, su gracia limpia nuestras conciencias de toda acusación. Ro. 8;33-34. Dice; ¿Quien acusará a los escogidos de Dios? Por lo tanto Dios ya preparó de antemano la sangre de Jesús para sanar nuestras conciencias. Luego nos acusa diciendo que no hay camino para ir al cielo, pero Jesús le responde que Él es el camino. Yo di mi sangre y mi vida por ti, Dios me preparó para tí. Debemos dar gracias a Dios cada día por abrirnos ese camino. En el cielo, los ángeles nos preguntarán por que camino has venido? y le podemos decir: Jesús es mi camino, su muerte es mi muerte, su resurrección es mi resurrección, su ascensión es la mía por eso vine por ese camino. Galatas 2,16 dice que somos justos por la fe en Cristo, no por obras. Efesios 2;8 dice que no es por obras, para que nadie se gloríe. Por eso, aunque el hombre no tenga camino por donde ir al cielo, el Señor abrió uno que es Jesús; y lo preparó de antemano.

Entonces, el Señor ya preparó el camino para ir al cielo. Nos redimió de la condenación, tapó la boca del diablo, hizo que seamos sanados de toda acusación de la conciencia.

Nadie puede cerrarnos el camino que va al cielo, si aceptamos a Jesús como nuestro salvador. Podemos ir a él con toda seguridad. Además no debemos preocuparnos por construir otra casa. Jesús dijo a los discípulos en Juan 14:1-3 No se turbe vuestro corazón ni tengáis miedo, creed en Dios, creed también en mi; en la casa de mi padre muchas moradas hay; si así no fuera yo os lo hubiera dicho: Voy pues a preparar lugar para vosotros, y si me fuere vendré otra vez, para que donde yo esté podáis estar.

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