Volver a los temas de Palabras de Aliento
|
Dios hace su trabajo Por Jaerock Lee "... El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también;...Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré..." (Juan 14:12-14) |
De la misma manera que los campos en otoño están llenos de toda clase de granos y frutas, Así Dios anhela que cada uno de nosotros seamos llenos de las respuesta a las oraciones, y que llevemos vidas prosperas en el hogar, en el trabajo y en los negocios. En vez de llevar vidas atormentadas por las restricciones de la carne como la gente del mundo, Dios desea que llevemos vidas llenas de gozo, y que aprovechemos todos los privilegios que tenemos como Sus hijos.
En otras
palabras, el Dios Todopoderoso no quiere que los problemas de la vida carguen
nuestro corazón y los llevemos solos, sino que lo dejemos que Él los resuelva y
trabaje en nuestras vidas para Su gloria.
Entonces, ¿Qué deberíamos hacer para permitir que Dios intervenga en nuestras
vidas y nos conceda los deseos de nuestro corazón?
1.Dios cumple lo que ha prometido.
Si nuestros motivos de oración son buenos a Sus ojos, el Dios de amor sin dudas
nos concederá las peticiones de nuestros corazones cuando le pedimos con fe en
el nombre del Señor Jesucristo. Sin embargo, su repuesta puede variar de acuerdo
al tamaño de nuestra confianza y fe en Dios cuando le pedimos (Marcos 11:24).
Jesús nos dice en Juan 14:12, "De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree,
las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al
Padre". Conforme a esta Palabra de promesa, un sinnúmero de señales y
maravillas, como las que Jesús hizo, también se han manifestado en la Iglesia
Central Manmin. Por ejemplo, personas son sanadas de muchas enfermedades, el
mudo ahora habla, el ciego, ve y los sordos comienzan a oír; y los confinados a
sillas de ruedas comienzan a caminar y hasta correr.
El comienzo de la Iglesia Central Manmin hace 26 años fue insignificante, pero
como resultado del cumplimento de la promesa de Dios, ha crecido enormemente con
aproximadamente 8.000 iglesias familias y amigas en todo el mundo.
Lo mismo puede decirse sobre las cruzadas internacionales. Asimismo, un trabajo misionero activo a través de la Red Cristiana Mundial (GCN) y la literatura; y el trabajo misionero a gran escala llevado a cabo en Israel por el cual se había estado orando desde la misma fundación de la iglesia.
Jeremías 33:2 nos recuerda, "Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre." Por lo tanto, debemos
comprender el secreto del cumplimento por parte de Dios de su promesa que Él obrará a favor de los deseos de nuestros corazones.
2.¿Cómo experimentar las obras de Dios?
a. Debemos pedir al Dios Fiel con
fe sin volvernos atrás.
Cuando
decimos que Dios es "fiel", nos referimos de cómo Dios nos concede las
peticiones de nuestros corazones de acuerdo con Su justicia y amor, porque Él no
olvida nuestra fe y justicia. Como Dios es irreprensible y sin mancha, de seguro
va a contestar nuestras oraciones de acuerdo a nuestra fe y en tanto no le
pidamos para nuestros propios deleites. La "Fidelidad" de Dios hace referencia a
Sus atributos, mediante los cuales contesta las oraciones de Sus hijos conforme
la fe y la justicia del corazón de ellos.
Cuando las personas se aferran a Dios sin cambiar de opinión, el Dios de la
fidelidad hace todas las cosas que para los hombres son imposibles, posibles. El
hecho de que Abraham tuviese un hijo a los 100 años de edad no era concebible
para la mente humana. Entonces, ¿por qué Dios permitió que un hecho como tal
sucediera?
Abraham había alcanzado un corazón justo que agradaba a Dios y creía en las
palabras de Promesa a pesar del paso del tiempo. A la edad de 75, a Abraham Dios
le prometió que seria padre de multitudes; sólo que en ese momento él y su
esposa Sara no tenían hijos, y así fue durante dos décadas más. Aún así, su fe
no se debilitó y no dudó de lo que Dios le había prometido. Dios reconoció la fe
de Abraham y su justicia, y tal como se lo había prometido, le concedió un hijo.
Como Él es el Dios fiel, no abandona a los que confían en Él (2 Crónicas 16:9).
¿Cuánta pasión hay en su corazón al pedirle algo a Dios? Como Dios no miente ni
se arrepiente, el fruto de Sus respuestas variará dependiendo del ímpetu de
nuestro corazón cuando se lo pedimos. Como vemos en la fe de Abraham, cuando
nuestra fe no varia ni se debilita, recibiremos pues las respuestas a nuestras
oraciones.
Encontramos la justicia de Dios y el amor en que Él responde las oraciones de un
niño que haga mostrado fe hasta el final, inclusive a pesar de sentir que la
repuesta tarda o que suceden cosas totalmente contrarias a los que se esperaba.
Por lo tanto, debemos recordar que el mantener nuestra fe intacta y el alcanzar
la rectitud de corazón son cosas vitales para que Dios responda nuestras
oraciones. Esto se debe a que si nuestros corazones no nos reprende en cuanto a
no haber alcanzado la rectitud, nunca podremos confiar en Dios de esa manera
(1Juan 3:21-22).
b. Debemos esforzarnos por
magnificar el nombre de Dios
¿Cuándo los
padres se sienten más cautivados y también complacidos por sus hijos? Un hijo
problemática de seguro causará pesar a sus padres. En cambio, un niños que se
enfoca en y se dedica únicamente a llevar a delante su tarea antes que sus
padres lo llaman para que ayude, traerá mucho deleite a sus padres, y no pesar.
Por otro lado, ¿pueden imaginarse cuán orgullosos y felices pueden sentirse los
padres de un niño que los ayuda sin ni siquiera sus padres tener que pedírselo,
o cuando no lo esperaban? Lo mismo puede decirse que sucede con nuestro Padre
espiritual. Si simplemente nos dedicamos a mantener nuestra fe mientras vivimos
agradecidos por la gracia de la salvación, ese será el límite a su vez de la
obra de Dios en nosotros. Pero, si nos esforzamos por alcanzar todo en gratitud
por la gracia de Dios, eso traerá gloria a Dios, y se complacerá en nuestros
corazones y nos ayudará a ser más que vencedores en nuestra tarea y derramará
sobre nosotros Su gracia y fortaleza.
Por ejemplo, Dios se complace con un corazón que lo magnifica en cualquier tarea
encomendada que se le confíe y busca llevar fruto en ella. También se complace
de un corazón que ora y recibe la guía del Espíritu Santo en buscar la obra de
Dios y en esforzarse por cumplirla; y se complace en un corazón que lleva en sí
la fragancia de Cristo a los lugares de trabajo para que de ese modo Dios sea
glorificado y la iglesia edificada, para desarrollar los negocios por fe. Cuando
este hijo ha asumido una tarea, Dios entonces le permitirá llevar mucho fruto
digno de Su gloria y deleite, y Dios lo glorificará cuando regrese.
Sin embargo, hay momentos en los que la gente no lleva fruto, aún confesando
trabajar para la gloria de Dios. Esto es así porque en el fondo de sus corazones
sólo desean el reconocimiento y que sus nombres se destaquen. Cuando semejante
egoísmo se ha hace presente, la gente tiende a confiar en sus propios
pensamientos y experiencias, más que en la sabiduría y fortaleza que vienen del
Señor; y por consiguiente, no pueden dar frutos en absoluto.
c. Debemos guardar un corazón obediente.
Al disponerse a pagar el impuesto, Jesús le dice a Pedro en Mateo 17:27, "...ve
al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la
boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti". Si Pedro no
hubiese ido hasta el mar a sacar un pez, no habría podido ser testigo de nada.
Este es precisamente el resultado de lo que encontramos en la Biblia, "¿No ves
que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las
obras?" (Santiago 2:22). Dios reconoció la obediencia de Pedro y preparó un pez
dentro del cual encontró la moneda que buscaba.
Lo mismo puede afirmarse sobre las obras que vemos registradas en la Biblia.
Cuando un hijo de Dios le pide algo, Dios a cambio le manda que haga algo más, y
de esa manera, Dios le concede los deseos de su corazón. Cuando el hijo obedece,
Dios cumple con todas las cosas sin esfuerzo alguno.
Mas aún, al encomendar algo a Sus hijos, Dios toma en cuenta la medida de
nuestra fe y no nos da nada que no podamos llevar a cabo. Luego de haber sido
obedientes y haber cumplido con pequeñas tareas, Él nos dará cosas mayores, y
nuestra fe crecerá y podremos seguir obedeciendo.
Como encontramos en Isaías 1:19, "Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de
la tierra; incluso si Dios no nos encomienda el llevar a cabo una tarea en
particular, pero nos deleitamos en obedecer todos los mandamientos que
encontramos en la Biblia- todo "lo que se debe hacer", los "no", "lo que debemos
guardar", y " los que debemos despojarnos"-, y de esa manera, nuestro espíritu
crece de manera natural. Y Dios permite que prosperemos en todos nuestros
caminos.
Por lo tanto, que cada uno de ustedes avance como un verdadero creyente que
glorifica a Dios y recibe Sus abundantes bendiciones y respuesta a sus oraciones
al deleitarse en obedecer la Palabra de Dios. ¡Los bendigo en el nombre de
Nuestro Señor!