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nublado

"Pídele a tu padre (1/2)"

Por John Piper

Jesús nos anima a orar revelándonos que nuestro Padre celestial es mejor que nuestro padre terrenal y que ciertamente nos dará cosas buenas, mucho más buenas de las que ellos nos dieron.

Mateo 7:7–11, NVI:

“Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pescado, le da una serpiente?
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”

Cuando uno se detiene a considerar que Dios es infinitamente fuerte y puede hacer todo lo que le agrada, y que es infinitamente justo de manera que solamente hace lo que es justo, y que es infinitamente bueno de manera que sólo hace lo que es perfectamente bueno, y que es infinitamente sabio de manera que siempre sabe perfectamente lo que es justo y bueno, y que es infinitamente amoroso de manera que en toda su fuerza y su justicia y su bondad y sabiduría elevan el eterno gozo de sus amados tan alto como puede ser elevado… cuando uno se detiene a considerar todo esto, entonces la invitación espléndida de este Dios para que le pidamos cosas buenas, con la promesa de que él las concederá, se convierte en una invitación inimaginablemente maravillosa.

La Tragedia de la Falta de Oración

Una de las grandes tragedias que hay en la iglesia es actualmente la poca inclinación que tenemos a la oración. Se nos ha extendido la invitación más grandiosa del mundo, e incomprensiblemente y habitualmente nos inclinamos por otras cosas. Es como si Dios nos enviara una invitación al más grande banquete que jamás ha habido, y le dijéramos: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo”, o “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas”, o “Acabo de casarme y no puedo ir” (Lucas 14:18–20).

Una Renovada Inclinación hacia la Oración

Oro para que Dios pueda usar este mensaje, estas palabras de Jesús en Mateo 7, y otras influencias en su vida, a fin de que en usted se despierte una renovada y apremiante inclinación hacia la oración en 2007. Espero que después de haber meditado en este texto, usted le pregunte a Dios qué debe hacer.

Primero, consideraremos los ocho incentivos para orar que hay en Mateo 7:7–11. Segundo, trataremos de contestar las preguntas sobre cómo hemos de entender las promesas de recibir lo que pedimos, y de encontrar lo que buscamos, y de que la puerta se abrirá cuando llamamos.

Ocho Incentivos de Jesús en cuanto a la Oración

Seis de los incentivos que hay en este texto son explícitos, y dos son implícitos. Me parece muy claro que el propósito principal de Jesús en estos versículos es animarnos y motivarnos a orar. Él quiere que oremos. ¿Cómo nos incentiva el Señor?

1. Nos Invita a Orar

Tres veces nos invita a orar. Pero si prestamos atención, quizás entenderemos que nos manda tres veces a orar para pedirle lo que necesitamos. Lo que nos llama la atención es la cantidad de veces que nos invita. Versículos 7–8: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá”. La repetición significa: “Quiero decir esto. Quiero que hagas esto. Pídele a tu Padre lo que necesitas. Busca a tu Padre por la ayuda que necesitas. Llama a la puerta de la casa de tu Padre para que la abra y te dé lo que necesitas. Pide, busca, llama. Te invito tres veces porque realmente quiero que te goces en la ayuda de tu Padre”.

2. Si Oramos Jesús pone a Nuestra Disposición Siete Promesas

Aún mejor y más asombroso que las tres invitaciones son las siete promesas. Versículos 7–8: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre”.Y al final del versículo 11: “¡Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”

Siete promesas…

Te daré. Encontrarás. Te abriré. El que pide recibe. El que busca halla. Al que llama se le abrirá la puerta. Tu padre te dará cosas buenas. Seguramente esta espléndida colección de promesas trata de comunicarnos algo como esto: “Anímate a venir. Ora a Dios. Tu oración no es en vano. Dios no está jugando contigo. Él responde. Él te da cosas buenas cuando oras. Anímate. Ora frecuentemente, con regularidad y con confianza durante 2007”.

3. Dios está Disponible en Niveles Diferentes

Jesús no solamente nos anima con esta cantidad de invitaciones y promesas, sino con esta triple variedad de invitaciones. En otras palabras, Dios está dispuesto a respondernos positivamente cuando le buscamos en estos diferentes niveles de accesibilidad.

Pedir. Buscar. Llamar. Si el padre de un niño está presente, el niño le pide lo que necesita. Si el padre de un niño está en algún lugar de la casa y su hijo no lo puede ver, busca a su padre para pedirle lo que necesita. Si el niño busca y encuentra a su padre detrás de la puerta cerrada de su habitación, llama para obtener lo que necesita. Parece ser que el asunto no consiste en que usted encuentre a Dios de inmediato, a mano, tan cerca que casi lo puede tocar. Aunque sea difícil de ver y aunque haya barreras entre ambos, Él oirá, y le dará cosas buenas porque usted lo buscó a Él y no a otro.

 

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